Monllau contrata personalmente a las mujeres bereberes que emplea

Lorena Farràs Pérez

Núria Monllau ha heredado su pasión por los tejidos y la visión de emprendedora de sus padres, quienes fundadores la firma de tejanos Cimarron. Fue este legado el que le hizo ver Marruecos con una mirada muy distinta a la del resto de turistas. “Me pasé horas y horas visitando tiendas de alfombras y mantas, aprendiendo a conocer el producto en su origen, descubriendo las historias y la vida de sus artesanos”, recuerda la emprendedora.

Monllau regresó de su viaje a Marruecos con el sueño de comercializar alfombras y mantas tejidas a mano por mujeres bereber desde el corazón de Atlas, siguiendo una tradición artesana que se transmite de generación en generación y en la que los tintes se obtienen directamente de la naturaleza. Logró su sueño, al que bautizó Shuia-Shuia, pero las cosas no siempre salen como uno desea. La emprendedora no conseguía encontrar un hueco para sus alfombras en el mercado. Sin embargo, en lugar de rendirse, decidió reaprovechar la tela de las alfombras que no podía vender para confeccionar zapatos.

Calzado elaborado por la marca

Los originales zapatos resultantes saltaron a la fama gracias a la aristócrata Eugenia Martínez de Irujo, quien las popularizó entre sus seguidores en redes sociales. “Le estaré eternamente agradecida”, señala la emprendedora. Poco a poco, que es lo que significa shuia shuia en árabe, las alfombras, mantas y zapatos de la firma se han ido haciendo un hueco en el mercado.

En la actualidad, la fundadora ya no aprovecha las alfombras que no puede vender para sus zapatos, pero sí tela de alfombras viejas. Por otro lado, también confecciona zapatos de rafia: “Para hacer un par de zapatos de rafia se tardan tres días”, indica Monllau. La empresaria, que ha establecido la sede de la empresa en Terrassa, contrata personalmente a las mujeres bereberes a quienes emplea, que son ya más de 20.

Shuia-Shuia comercializa a través de la página web de la firma, pero también a través de tiendas físicas en España y Marruecos. Las ventas se han multiplicado en el último año, pero Monllau señala que su objetivo no es crecer mucho más, sino ir poco a poco, del mismo modo que son fabricados sus alfombras y zapatos.

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