Las alfombras de pelo largo son tendencia: de lana, de fibras naturales, redondas, lisas, estampadas, lavables… Todo vale. Crean un ambiente acogedor en el hogar y dan calor en los meses de frío. Nada mejor que salir de la cama en invierno y pisar sobre una alfombra mullida. Quedan estupendamente en estancias como el salón y el dormitorio.

Para mantenerlas limpias y conservar su textura requieren ciertos cuidados especiales. Puedes optar por una limpieza en seco o por lavarla con agua. Empecemos por el primer método.

Estas alfombras suelen atraer polvo y ácaros así que es importante ser constante para alejarlos y mantenerla limpia y con buen aspecto. Uno de los métodos más efectivos es mediante el uso de bicarbonato, siguiendo estos pasos:

Si el problema es una mancha en la alfombra por algún accidente, la solución pasa por lavarla. Es importante ser rápidos cuando se produzca la mancha ya que si se seca será mucho más difícil de quitar. Esta limpieza es más laboriosa que la anterior, pero conseguirás muy buenos resultados. Puede durar hasta varios días.

Estas alfombras requieren más mantenimiento que las de pelo corto, pero si sigues estos consejos conseguirás que luzca como nueva. Es importante cepillarlas a menudo, más o menos cada dos días. Se debe realizar una limpieza profunda dos veces al año, una al sacarla y otra al guardarla. En cuanto a la prevención de la aparición de manchas, es recomendable dejar los zapatos en la entrada para no pisar con el calzado de la calle en la alfombra. Además, acostumbra a las mascotas o no pisar o tumbarse en ella. Por último, puedes colocar almohadillas protectoras en lo que pongas encima de la alfombra, como mesas o sillas.

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